jueves, 21 de octubre de 2010

Literalidades


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla,
la noche está estrellada y ella no está conmigo. (Neruda)
















Resultan extrañas las palabras,
cuando se cruzan, se abrazan, se cocinan lentamente.

Resultan inverosímiles muchas veces,
se recuestan en otras no dichas, o ya dichas mil veces.

Resultan solsticios las palabras,
cuando amanecen sin mañanas,
cuando se acuestan sin sueño.

Resultan irresponsables las palabras,
cuando su medida no es exacta.
Se gastan, se ultrajan, se manosean.
Pero vuelven, enteras, coloridas a posarse en narices de invierno.

Resultan imbéciles a veces también.
Resuenan oscuras, sin ecos posibles.

Resultan violentas, ajadas, hirientes,
horadan piedras en imposibles retrocesos.
Y entonces, no hay lengua que cure,
ni idioma que abrace, ni silencio dicho
que vuelva el tiempo atrás.

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