jueves, 22 de mayo de 2014

En la isla a veces habitada

En la isla a veces habitada de lo que somos, hay
noches, mañanas y madrugadas en las que no
necesitamos morir.
Entonces sabemos todo lo que fue y será.
El mundo aparece explicado definitivamente y
nos invade una gran serenidad, y se dicen las
palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra y lo apretamos
entre las manos.
Con dulzura.
Ahí se encierra toda la verdad soportable: el
contorno, el deseo y los límites.
Podemos decir entonces que somos libres, con la
paz y la sonrisa de quien se reconoce y viajó
infatigable alrededor del mundo, porque
mordió el alma hasta sus huesos.
Liberemos lentamente la tierra donde ocurren
milagros como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es de momento la vida.
Que eso nos baste.

José Saramago


domingo, 11 de mayo de 2014

Laberintos I

Soledad,
inabarcable sueño que se mece en las aguas profundas
hasta naufragar en sus redondas aristas.

Mal incurable,
que sólo se deja remontar a veces,
de puro juego que entretiene los días.

Boomerang,
que va y vuelve entre pesadas nieblas,
desiertos estrepitosamente hundidos.

Silencios y gritos,
del mismo cardumen que carcome la balsa,
la barca, que va hacia el mismo e inevitable lugar.

Gusano que crece si no cree que algo pueda detenerlo.

Es origen y es final.

Puro ente teleológico, infinito,
brillante de herrumbre
que sólo acaba cuando todo lo hace.