sábado, 30 de abril de 2011

Listado

Por algún motivo biónico o quizás crónico, empezó un listado de cosas que me hacen feliz...

- Salir temprano del trabajo
- Dormir la siesta
- Taparme con mi acolchado gordito
- Pisar las hojas amarillas del otoño (las que hacen crash, crash)
- Comer ravioles con cremita de algo rico
- Un vino compartido
- Ver las montañitas
- El sonido del mar
- Inventar canciones sin sentido y bailarlas
- Los rulimosos
- Tomar cafés eternos en todos los bares que existen
- El diario del domingo en la cama
- El ruido de la lluvia en el techito del departamento de abajo
- Muchas canciones
- Hablar pavadas toda la tarde con mis amigos
- Una película
- Que Cleo me de una florcita (¡cuánto hace que Cleo no florece!)
- Caminar sin apuro por callecitas sin autos
- El otoño
- El invierno
- La primavera
- Las vacaciones (nótese que el verano no me hace precisamente feliz)
- La calle Corrientes de noche y llena de gente
- Cortázar, Arlt, Spinetta, Chico Buarque
- ¡El asado!
- Mi cajón peruano que no sé tocar

Hay más, sin dudas, lo cual me hace sonreir y mucho.

Y, para que no quede en un simple listado, dejo letra y video de "A felicidade", aquella bellísima canción de Vinicius de Moraes.


Tristeza não tem fim
Felicidade sim
A felicidade é como uma pluma
Que o vento vai levando pelo ar
Voa tão leve
Mas tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar.
A felicidade do probre parece
A grande ilusão do carnaval
A gente trabalha o ano inteiro
Por um momento de sonho para fazer a fantasia
De rei ou de pirata ou de jardineira.
Pra tudo se acabar na quarta feira.
Tristeza não tem fim
Felicidade sim
A felicidade é como uma gota de orvalho
Numa pétala de flor
Brilha tranquila
Depois delevocila
E cai como uma lágrima de amor
A felicidade é uma coisa louca
Mas tão delicada também.
Tem flores e amores
De todas as cores
Tem ninhos de passarinhos
Tudo isso ela tem
E é por ela ser assim tão delicada
Que eu trato sempre dela muito bem.
Tristeza não tem fim
Felicidade sim

jueves, 28 de abril de 2011

Serpiente (viaja por la sal)

"Desatormentándonos" es un disco de Pescado Rabioso, editado en 1972, y tiene 5 temas, de los cuales, el que más me gusta es justamente el que da título a este post.
Mientras escribía esto, pensé que en el blog de mi amigo Fer quizás estaba comentado. Sin embargo, se ve que no llegó hasta este disco todavía, pero justamente, su último post es sobre Pescado Rabioso 2, que es del año siguiente.
Yo no descubrí a Spinetta siendo niña, ni siquiera fue mi música de la adolescencia. Llegó tardíamente, -y eso no es tarde, sin dudas- de la mano de esa manga de vagos que encontré en la facu; y la verdad, no entendía la vibración que generaba el flaco, hasta que escuché Artaud; y no sé qué pasó (Fer, ¿puedo atribuir esto al pensamiento mágico?) pero quedé prendida y prendada. Pero tardé mucho, no fue de un momento a otro; después debe haber sido algo de Los Socios del Desierto, y otro día Invisible, y después ya no sé... ya estaba atrapada en esa red inentedible para mí, que soy solo un mal oído musical.
Dejo letra y música de "Serpiente (viaja por la sal)", quien sabe algún desprevenido quede también prendado.


En el tibio día,
de la luz,
anda la serpiente,
por la sal...

Nadie la acomete, a irse...
la serpiente viaja,
sin cesar...

Y en el nuevo día,
labios sin tiempo...
nubes vienen...
trayendo mensajes,
y puertas, puertas, puertas...

Día de las lilas,
vas a hablar,
la serpiente viaja,
por la sal...
nadie la acomete, a irse,
la serpiente viaja,
por la sal...

Y en el nuevo día,
del ocaso...
nubes vendrán...
trayendo mensajes...

En el agua clara, del sol,
todos se lamentan,
por el bien...
unos en el cuerpo,
van a ver,
que la serpiente viaja,
por la sal...

Y el ocaso viaja
viaja como el tiempo
y las nubes vendrán....
trayendo mensajes...

lunes, 18 de abril de 2011

Cedrón y González Tuñon

Hace unos años Página/12 sacó dos discos del Cuarteto Cedrón, "Todo González Tuñón".
Quedó gastado de tanto escucharse... y hoy, saltando de poeta en poeta, recordé esta versión tan bella de la Milonga de la Ganzúa...
Dejo entonces la letra y la música, que es imperdible.
En el CD, además, había un recitado del hijo de Cedrón cuando era chiquito, una perlita hermosa de oir, pero no lo encontré para compartirlo. Si encuentran el disco, ahí está...

MILONGA DE LA GANZÚA
Letra de Raúl Gonzáles Tuñón
Musica de Juan Carlos Cedrón

Los ladrones usan gorra gris, bufanda oscura y camiseta a rayas, y sinó no. Algunos llevan una linterna sorda en el bolsillo. Por otra parte, se enamoran de robustas muchachas, coleccionan tarjetas postales y a veces lucen un tatuaje en el brazo izquierdo: una flor, un barco y un nombre: ROSITA.

Todos los ladrones están enamorados de Rosita y yo también. Los ladrones saben silbar, bajarse de los coches en movimiento y bailar el vals. Aman, sobre todo, a su madre anciana, y cuando ésta se les muere, cantan un tango, lloran desconsoladamente y de los objetos dejados por la muerta, a repartirse entre los hermanos, elijen una virgen de plata y un canario.

Vengan a verlos por la mañana
con la gorra hasta los orejas.
Han desvalijado a las viejas
del Asilo de las Hermanas.

Dilapidarán sus dineros
con mujeres malandrinos
en tugurios y merenderos
en milongas y clandestinos.

Oirán un tango de Pracánico
y en lo del Pena ole con ole
mientras sueñan con Rocambole
las muchachas en el Botánico.

Del Parque Goal los versolaris
humedecerán sus mejilllas
cantando sombrías coplilllas
a la manera de Olivari.

A la noche con la mamúa
irán de pura recalada
a besar la crencha engrasada
que cantó Carlos de la Púa.

Y son humanos, inhumanos,
fatalistas, sentimentales,
inocentes como animales
y canallas como cristianos.

Ninguna angustia los desgarra.
Cada cual vive como quiere.
Cuando la madre se les muere
le ponen luto a la guitarra.

Julio y Oliverio

A veces leyendo una cosa recuerdo otra, y me gusta mucho esa combinación que no puedo explicar. Hoy leía un poco a Girondo, y me acordé del Discurso del Oso... dejo los dos. Supongo que las canillas han sido la clave... encontré el audio de Cortázar también, va el link para escuchar un rato a Julito...

Nocturno (Girondo)

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados, como si se afixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuviéran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tiene algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.
¡Silencio! -grillo afónico que nos mete en el oído- ¡Cantar de las canillas mal cerradas! -único grillo que le conviene a la ciudad.

Buenos Aires, noviembre 1921

Discurso del Oso (Cortázar)

Soy el oso de los caños de la casa, subo por los caños en las horas de silencio, los tubos de agua caliente, de la calefacción, del aire fresco, voy por los tubos de departamento en departamento y soy el oso que va por los caños.
Creo que me estiman porque mi pelo mantiene limpios los conductos, incesantemente corro por los tubos y nada me gusta más que pasar de piso en piso resbalando por los caños. A veces saco una pata por la canilla y la muchacha del tercero grita que se ha quemado, o gruño a la altura del horno del segundo y la cocinera Guillermina se queja de que el aire tira mal. De noche ando callado y es cuando más ligero ando, me asomo al techo por la chimenea para ver si la luna bailar arriba, y me dejo resbalar como el viento hasta las calderas del sótano. Y en verano nado de noche en la cisterna picoteada de estrellas, me lavo la cara primero con una mano después con la otra después con las dos juntas, y eso me produce una grandísima alegría.
Entonces resbalo por todos los caños de la casa, gruñendo contento, y los matrimonios se agitan en sus camas y deploran la instalación de las tuberías. Algunos encienden la luz y escriben un papelito para acordarse de protestar cuando vean al portero. Yo busco la canilla que siempre queda abierta en algún pisco, por allí saco la nariz y miro la oscuridad de las habitaciones donde viven esos seres que no pueden andar por los caños, y les tengo algo de lástimas al verlos tan torpes y grandes, al oír como roncan y sueñan en voz alta, y están tan solos. Cuando de mañana se lavan la cara, les acaricio las mejillas, les lamo la nariz y me voy, vagamente seguro de haber hecho bien.

En "Historias de Cronopios y de Famas", 1962






domingo, 3 de abril de 2011

Aquí vive un poeta

Tree of life - Gayle Ray (norteamericano, 1954)


Las combinaciones de poesía, prosa, poetas y situaciones me llevan a veces a encontrar hipertextualidades que no han existido nunca.
Sin embargo, una cosa lleva a la otra... y acá un capítulo de Rayuela y una declaración de guerra a la tristeza, o quien sabe, un ruego porque abandone al poeta, que sin ella, sabe, no sería nunca tal...

- Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancado a la tranquilidad de mi primera vida... El sol y la luna brillaban para mí sin artificio; me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis hojas para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡pero me vengaré!

Discurso de la mandrágora, en Isabel de Egipto, de Achim Von Arnim;
capítulo 126 de Rayuela (Cortázar)

Oda a la tristeza

Tristeza, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasa.
Ándate.
Vuelve
al sur con tu paraguas,
vuelve
al norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victoria.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu mano,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré, tristeza, tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.

(Neruda, en 24 poetas latinoamericanos)