domingo, 29 de enero de 2012

Chega de saudade


Vai minha tristeza
E diz a ela que sem ela não pode ser
Diz-lhe numa prece
Que ela regresse
Porque eu não posso mais sofrer
Chega de saudade
A realidade é que sem ela
Não há paz não há beleza
É só tristeza e a melancolia
Que não sai de mim
Não sai de mim
Não sai
Mas, se ela voltar
Se ela voltar que coisa linda!
Que coisa louca!
Pois há menos peixinhos a nadar no mar
Do que os beijinhos
Que eu darei na sua boca
Dentro dos meus braços, os abraços
Hão de ser milhões de abraços
Apertado assim, colado assim, calado assim,
Abraços e beijinhos e carinhos sem ter fim
Que é pra acabar com esse negócio
De você viver sem mim
Não quero mais esse negócio
De você longe de mim
Vamos deixar esse negócio
De você viver sem mim

domingo, 22 de enero de 2012

Otro domingo

Entre los recuerdos que se burlan de los presentes, aparecen siempre, y sobre todo, aromas particulares. Algunas veces, aparecen también esos sabores que transportan cuerpo y alma, sin que parezca que uno quiere ese transporte.
Un aguaribay, la tierra mojada, el café, el higo dulce, el olor del mar...

Hay aromas más fuertes que otros, más invasivos, que todo lo tiñen. Hoy pareciera para mí, que todo tiene el olor del mar. Mis manos, mis libros, mi almohada, los sueños que me despiertan a mitad de la noche casi llorando o los que adornan las tardes de estíos lluviosos. Las hojas de los cuadernos en escritos desordenados, la humedad de las voces que resuenan cantando canciones ajenas o lejanas, la sal que se pega en la piel.

Todo tiene el olor del mar, todo tiene el ruido de las olas contra las piedras, todo tiene, en el fondo, la textura de la arena en la piel cuando las sonrisas solamente caían una tras otra y no había que buscarlas desaforadamente.

Los recuerdos no son más que burlas, inventos o intentos de permanecer ausentes en el presente. Son tubos de ensayo, llenos de líquidos coloridos, distractores de dolores o pinchazos continuados; monerías de niños que no quieren ir a dormir, caminatas sin rumbo.
Los recuerdos se inventan, las añoranzas se escatiman en los días nublados, el ruido sordo sucumbe ante las melancolías peligrosas de ardores que pinchan y queman.

En días como estos, quisiera devolver el sentido del olfato, para dejar de tener ese pinchazo tan hondo; o mudarme a la luna, o dormir un sueño largo sin sueños, o abandonar mi mente colgada en cualquier percha...

sábado, 7 de enero de 2012

Por una cabeza

Por una cabeza

Tango 1935
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Por una cabeza
de un noble potrillo
que justo en la raya
afloja al llegar,
y que al regresar
parece decir:
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y burlona mujer,
que al jurar sonriendo
el amor que está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.
Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.

Cuántos desengaños,
por una cabeza.
Yo juré mil veces,
no vuelvo a insistir.
Pero si un mirar
me hiere al pasar,
sus labios de fuego
otra vez quiero besar.
Basta de carreras,
se acabó la timba.
¡Un final reñido
ya no vuelvo a ver!
Pero si algún pingo
llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero.
¡Qué le voy a hacer..!

http://youtu.be/6LFlCe9Otbg

domingo, 1 de enero de 2012

Perder la poesía

Infinito mientras dure, dice el poeta.

¿Cómo se pierde la poesía? ¿Cómo se gana de nuevo? ¿En qué rincón queda la alegría cuando no se la encuentra en ningún cantito?
¿Cuántas veces hay que apretar fuerte los ojos y enjugarse la cara?
¿Es la tristeza un estado sin fin? ¿Lo es?
La desazón, la soledad interior, la desilusión, las olas que traen cenizas y ya no agua que limpie y bañe las orillas de esta tarde gris por dentro...
Las poesías maltrechas, las canciones sin tararear...

Perdí la poesía, se fue, quizás nunca vuelva, quizás quedó prendida en la cola de un barrilete que se enganchó en un poste de luz para siempre...
Se me perdió la poesía, se me perdieron las canciones, se me perdió la sonrisa y solamente encuentro retazos, pedazos estallados de vidriecitos de colores, pequeñitas risas esporádicas sin brillo en los ojos, sin flores, sin soles.

Ojalá mi poesía vuelva, aunque sea un rato, a quedarse conmigo en la ventana, a hacer que una mariposa, un árbol, una nube o mis manos tengan destellos, aunque sea un rato...