domingo, 8 de agosto de 2010

Nunca sé donde empezar porque la linealidad se me escapa como se me escapan muchas cosas hoy. Creo que casi todo. En este juego parece que no tengo más que cascadas de vientos que soplan como huracanes.
Parece que estoy triste como Becquer, sin su capacidad poética.

¿Al cine?

¿A caminar?

A comprar pañuelitos. A no saber qué hacer con tanto amontonamiento de sensaciones, con nostalgias-de-sinsentidos, que duelen como alfileres finitas, pinchudas, malditas.

Con tu música a otra parte.
¿Y qué hago con la mía?

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