Soledad,
inabarcable sueño que se mece en las aguas profundas
hasta naufragar en sus redondas aristas.
Mal incurable,
que sólo se deja remontar a veces,
de puro juego que entretiene los días.
Boomerang,
que va y vuelve entre pesadas nieblas,
desiertos estrepitosamente hundidos.
Silencios y gritos,
del mismo cardumen que carcome la balsa,
la barca, que va hacia el mismo e inevitable lugar.
Gusano que crece si no cree que algo pueda detenerlo.
Es origen y es final.
Puro ente teleológico, infinito,
brillante de herrumbre
que sólo acaba cuando todo lo hace.
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