sábado, 14 de diciembre de 2013

Metadivague saturnino

Las cuestiones de estilo atraviesan cada instante, no sólo del hacer y decir, incluso también del pensar.
Quiero decir, pienso en cambiar el modo de decir algunas cosas, para mudar de estilo, para cambiar las palabras que aparecen todo el tiempo en cada escrito; sin embargo, parece que hay una cuestión estructural que me impide esa modificación a simple pedido de mi deseo.
Debería pensar las cosas al revés, ponerme el sombrero-mágico-del-imaginar-distinto, incluso y creo que ese el ejercicio que todo lo mueve, empezar a cambiar los puntos de vista.
Lo que me pregunto es si esas mutaciones darán por resultado el esperado cambio de estilo, o si quedará impreso aún en el modo en el que se cambia de lugar la mirada para ver mejor. Es un poco pensar en el límite, o discutir si el límite existe como tal, si se mueve, si se traslada, es más bien querer pensar en los condicionantes de la acción, quizás.

Pienso entonces, estrategias de alternar un modo particular de escribir o pensar o sentir o ver, con algunos otros, y hoy no estoy tan segura de que se pueda hacer tan fácilmente. No digo imposible, no me malinterpreten, pero sí digo que hay límites estructurales, por suerte, porque es en esas flexibles paredes de goma eva donde también podemos recostarnos sin caernos cuando tememos pasar hacia otros lugares de oscura locura.

Suerte, que este metapensar absurdo de sábado a la mañana me dejó esta conclusión tranquilizadora y bonita para continuar alegremente mi fin de semana.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Espanglish

Moros en la costa
Monos en las playas
Moños en las costas, anudando rocas.

Rocas en subida.
Roca en monumento.
Picapedrero, este es el lugar a derribar.

Rondas infantiles,
persas invadiendo calles
mercados ajenos, ahora propios.
Bolitas de colores y aviones de papel,
Taiwan queda ahí, al lado de Glew.

Y todo se mezcla en un baile
sutil y grotesco, moderno y quejoso.
Un skater atraviesa la ciudad,
encontró su parque de "diversidad".
¿Dónde naciste, rapper querido?
¿Cómo lograste ese espanglish tan dulzón?

To beef or not to beef,
ya lo dijo el Indio.

Más beer que beef en este verano sin vacas cerca.






miércoles, 4 de diciembre de 2013

En verano


Hay brasas que queman aunque no tengan ni una chispa, algunas no fueron fuegos, ni pequeños fogoncitos de campamentos infantiles ni hogueras de vanidosos juguetones.

Hay brisas que soplan en la cara y despeinan hasta al más prevenido, y, si en su recorrido se encontrasen con una brasa, lejos de apagarla, la llevarían de viaje, a intentar encender otros mundos, otras vidas.

Es otra vida, dijiste. Y lo es. No lo había entendido hasta que lo mencionaste. Que bueno que aún puedo escucharte, aunque hables con monosílabos sordos de ternura (¿dónde la dejaste, si un día supiste tenerla toda entre tus manos?).

Hay brujerías, embrujos, hechizos, caracolas que quieren invitarte a vivir en su caparazón duro y aburrido. Pero hay también gallinitas de cristal, flores, caramelos de menta y miel, pelotitas de colores, sombreros de lana, bonitas-cositas-listas-para-regalar.

No todo es tu mar, sabés. Hay otros mares. Y hay arenas desperdigadas por el mundo redondo y ancho, hasta si fuera el mundo plano sostenido por las tortugas, aún así, habría mucha más arena que la que cabe en tu mirar sereno de sirena mirona, triste y encallada.

Ser un poco brasa, y un poco brisa, para ir desde algún mar remoto hasta una nieve eterna en un viaje de instantes veraniegos. He ahí la plegaria para este verano elegante que ya se quiere colar entre tus ojos.