martes, 15 de marzo de 2011

Debate


Recién hoy pude leer exhaustivamente las cartas de Vargas Llosa y González. La de Vargas Llosa, respondiendo a la inicial de Carta Abierta; y la de Horacio (y va en la familiariedad la subjetividad de esta escribiente), en respuesta a la del Nobel peruano.

Más allá de lo que a mi respecta, y mi opinión acerca de uno y otro intelectual; creo que es realmente interesante leer estas discusiones. Interesante, y saludable; con la salubridad que nos da el aire de las disputas que se dan entre aquellos que circulan entre almas geniales.

Una cosa me llamó alegremente la atención de la última carta ("Largas a Vargas") de Horacio, y es su claridad; atributo que no le suele ser afín, quizás porque su formato de pensamiento tiene más de hipertextualidad de lo que un simple mortal -como yo- puede procesar. Sin embargo, fue claro, cordial, mucho más que Vargas Llosa. Lo hallé incluso, amable y abierto al debate de ideas que particularmente, y como dice Luis en su blog, es una preciosa discusión.

Hace años tuve la rara experiencia -no encuentro mejor adjetivo por estas horas- de cursar una materia teniendo a González de profesor. Después de eso, muchas veces tuve la discusión acerca de lo que significa un profesor, de la cuestión pedagógica, que desde mi punto de vista, no se ponía en juego en sus clases, perdida yo entre la maraña de conocimiento que el Director de la Biblioteca Nacional despliega. Sin embargo, hoy, leyendo esta carta, creo que tiene un gran valor pedagógico, probablemente para que otro profesor lleve adelante en una clase, pero fantaseando un poco en que se incluya entre otros debates epistolares-públicos que siempre me han parecido fascinantes (y voy desde las "101" y las "Quillotanas" hasta Bunge - Klimovsky en los 80).

Dejo aquí el link a la carta del sr. premio Nobel y de Horacio... sin más títulos, porque no los precisa, ya que su verba vuela más alto que sus honores...




No hay comentarios:

Publicar un comentario