lunes, 27 de mayo de 2013

Pan de azúcar

Leyendo un poco sobre la lucha armada en los 60 y 70 en Latinoamérica me encontré con este personaje fundamental en la lucha revolucionaria: Carlos Marighella. Creo que como siempre, lo que más termina conmoviéndome es sin dudas la poesía; acá va una de él, que se llama "Pan de Azúcar". Con la irreverencia del caso, hice una traducción lo más fiel posible, en la medida de mis posibilidades lingüísticas... Dejo original y traducción, y recomiendo buscar un poco más...

Pan de azúcar

Mañana clara de sol toda oro y azul
y en el fondo del cielo,
la joroba apuntando
la silueta del Pan de Azúcar.
Bien en lo alto, el bondinho.
Allá abajo, la floresta
el verde tropical, 
y más abajo, profundo,
el mar girando en espumas en la playa.
Pan de Azúcar
- una dulce mentira!
Nunca fuiste pan,
sos sólo granito, roca viva,
ornamento salvaje de la naturaleza de los trópicos.
Bueno sería que fueras un pan enormísimo,
un pan de verdad,
que daría tal vez para alimentar mucho tiempo
a los hambrientos que giran por ahí en la ciudad,
y que te miran, Pan de Azúcar,
y no te pueden ver,
que la miseria los cegó, 
secándoles para siempre los ojos de la poesía...

Pão de Açúcar - Carlos Marighella

Manhã clara de sol toda ouro e azul

e no fundo do céu,
a corcova apontando,
a silhueta do Pão de Açúcar.
Bem no alto o bondinho
- Lá embaixo a floresta,
o verde tropical,
e mais embaixo, profundo,
o mar rolando em espumas na praia.
Pão de Açúcar
- uma doce mentira!
Nunca foste pão,
és somente granito, rocha viva,
ornamento selvagem da natureza dos trópicos.
Bom seria que foras mesmo um pão enormíssimo,
um pão de verdade,
que daria talvez para alimentar muito tempo
os famintos que rolam pela aí na cidade.
E que te olham, Pão de Açúcar,
e não podem te ver,
que a miséria os cegou,
secando-lhes para sempre os olhos da poesia.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Olvido

Hizo una lista de cosas que ya sabía de él.
Hizo otra lista de cosas que no sabía, pero podía imaginarse.
Una más, con las cosas que no sabía, pero suponía.
Y otra, con las que no sabía, y no quería saber nunca.

Dobló todas las listas y los guardó, hechas pequeños avioncitos, en un sobre grande y azul, casi gigante, al que le sobraba espacio por todos los ángulos posibles.
Lo guardó en un cajón de esos que no se abren nunca.

Se sentó, e hizo una lista de las cosas que (creía) él sabía de ella.
Hizo otra lista de las cosas que él no sabía pero podía (tenía que) imaginarse.
Una más, con las cosas que él no sabía, pero supondría (tendría que poder suponer).
Y otra, con las que él no sabía, y ella no quería que él supiera nunca.

Con esas armó grullas y las colgó una a una en las ventanas de sus vecinos.

Ahora estaba todo escrito.
Ya todo quedó resuelto.
Ahora sí.

Ya podía olvidar.