Los colores de las cosas resultan vivos en esta revuelta.
Algunas veces, texturas y olores que resucitan esquirlas de las mismas ventanas rotas de siempre.
Otras veces, las brisas que se hacen zonda o pampero, lo mismo da.
Y en contadas ocasiones, la escarcha que es nieve entre tantas sensaciones intensas.
De todos modos, los días siguen siendo sucesivas horas que van pasando.
Horas lindas de risas sonoras, horas tristes de lágrimas vacías.
Horas sin sentido el resto, cuando nada les pasa.
Finalmente, la cuestión es solo vivir, raudamente o despacito,
según el libreto de estación.
Aunque creo que, igual, siempre es más lindo en colores...
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